Fuente: World History Encyclopedia. Licencia y derechos de autor: Escrito por Mark Cartwright, publicado el 23 noviembre 2020. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.
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Arquitectura del Renacimiento
Mark Cartwright
traducido por Edilsa Sofia Monterrey
La arquitectura del Renacimiento tuvo sus orígenes en Italia y remplazó al estilo gótico; generalmente, este período está comprendido entre 1400 y 1600. Las características de los edificios renacentistas incluyen la utilización de los órdenes clásicos y de medidas matemáticas precisas para calcular la altura y la anchura; esto se combina con el deseo de simetría, proporción y armonía. Las columnas, los frontones, los arcos y las cúpulas son utilizados con imaginación en toda clase de edificios.
Las obras maestras del Renacimiento que han influido en otros edificios en todo el mundo incluyen la Basílica de san Pedro y el Templete del Bramante, ambos en Roma; y la catedral de Florencia. Otra característica distintiva de la arquitectura del Renacimiento es la proliferación de textos ilustrados sobre este tema; esto ayudó a difundir las ideas a través de Europa e incluso más allá. En muchos países, el estilo renacentista se solía mezclar con tradiciones locales y con el tiempo, el estilo barroco con sus ricas decoraciones le dio el alto a partir del siglo XVII.
La arquitectura del Renacimiento fue un movimiento evolutivo que hoy se divide, por lo general, en tres etapas:
- Renacimiento temprano, también llamado primer Renacimiento o Bajo Renacimiento (de c. 1400 en adelante), la primera tentativa para reutilizar las ideas clásicas;
- Alto Renacimiento, también llamado Renacimiento pleno (c. 1500), el resurgimiento del clasicismo en toda su vitalidad;
- Manierismo, también llamado Renacimiento tardío (de c. 1520-1530 en adelante), cuando la arquitectura se hizo mucho más decorativa y la reutilización de los temas clásicos aún más innovativos.
Los historiadores concuerdan raramente con el momento exacto en que se desarrollaron estos cambios y mucho depende también de la geografía, sea en términos del país o de la ciudad en que se encuentren.
Estudiando el pasado
En lo que se refiere a pensamiento, arte y arquitectura, el período del Renacimiento fue testigo de un gran resurgimiento del interés por la Antigüedad. Para los arquitectos del Renacimiento, lo primero y el sujeto de estudio más obvio fue la gran cantidad de ruinas grecorromanas que todavía pueden verse en el sur de Europa, especialmente en Italia, por supuesto. Las basílicas, los baños romanos, los acueductos, los anfiteatros y los templos estaban en varios estados de ruina, pero todavía podían verse. Algunas estructuras, como el Panteón (c. 125 a. e. c.) en Roma, estaban muy bien preservados. Los arquitectos estudiaron estos edificios, tomaron medidas e hicieron dibujos detallados de ellos. También estudiaron los edificios bizantinos (en particular las iglesias con cúpulas) así como las características de la arquitectura romanesca y de los edificios medievales. Para muchos arquitectos italianos, el estilo gótico era considerado como una invención invasiva «nórdica» que «corrompía» las tradiciones italianas. Así pues, en muchos aspectos, la arquitectura del Renacimiento fue un regreso a las raíces italianas, aun si la arquitectura medieval nunca fue abandonada del todo.
LA REGLA FUNDAMENTAL DE LA ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO ERAN LOS CINCO ÓRDENES: EL TOSCANO, EL DÓRICO,
EL JÓNICO, EL CORINTIO Y EL COMPUESTO.
El segundo sujeto de estudio eran los textos antiguos existentes, particularmente De Arquitectura, escrito por el arquitecto romano Marco Vitruvio Polión (c. 90 – c. 20 a. e. c.). Escrito entre el año 30 y 20 antes de la era común, este tratado combina la historia de la arquitectura y de la ingeniería antigua con la experiencia personal y consejos del autor sobre el tema. La primera edición fue impresa en Roma en 1486. Los arquitectos del Renacimiento leyeron detenidamente esta obra, estudiaron el énfasis sobre simetría y la ratio matemática; y en muchos casos, incluso trataron de construir estructuras que Vitruvio solo había descrito en palabras. Quizás un efecto mayor fue que Vitruvio inspiró a los arquitectos renacentistas a escribir sus propios tratados (ver a continuación).
Influencias contemporáneas
Los arquitectos no solo estudiaron el pasado remoto sino que también lo que otros colegas hacían en otros lugares. Los dibujos y las estampas difundieron conceptos nuevos por todas partes permitiendo que aquellos que no podían ver en persona los edificios nuevos podían estudiar las tendencias que se estaban desarrollando. A veces, las influencias vinieron de lugares inesperados. El pintor y arquitecto florentino Miguel Ángel (1475-1564) creo algunas de las obras de arte más famosas de todo el Renacimiento y estas fueron inmensamente influyentes sobre otros estilos artísticos posteriores. Su manera audaz y decorativa de reinventar las figuras clásicas en arte también influyó sobre los arquitectos, animándolos a experimentar con ideas nuevas mezclando elementos clásicos para que de esta manera se hicieran más decorativos. El mismo Miguel Ángel estaba personalmente vinculado a la arquitectura. Su creación de la Biblioteca laurenciana (1525), ubicada en la Plaza de san Lorenzo en Florencia, con su sala de lectura de 46 metros (150 ft) de largo, fue una combinación triunfal de estética y funcionalidad, dos ideas inseparables de los arquitectos del Renacimiento.
Otro artista influyente que se convirtió en arquitecto fue Rafael (1483-1520). Igualmente, él tuvo su influencia en arquitectura; en su caso con el palacio Bronconio dell´Aquilla en Roma (que fue destruido). Este edificio tenía un exterior ricamente decorado y era una mezcla intencionada y nueva de los arreglos convencionales y funcionales de columnas, nichos y frontones.
Aún más influyentes que estos artistas fueron ciertamente los arquitectos que a través de sus edificios, tratados y biografías difundieron sus ideas a través de Italia y Europa. Filippo Brunelleschi (1377-1446) es una de esas figuras y él es considerado el padre de la arquitectura del Renacimiento. Brunelleschi estaba interesado particularmente en el estudio de la perspectiva lineal y en alcanzar una simplicidad de forma armoniosa en los edificios que se construían. El énfasis de Brunelleschi sobre las proporciones clásicas, la geometría simple y la armonía eran consideraciones primordiales en lo que se convirtió en un nuevo lenguaje arquitectural.
El lenguaje arquitectural fue formalmente estandarizado por Sebastiano Serlio (1475-1554) en Los siete libros de la arquitectura, una obra de inmensa influencia teorética y práctica (ver más adelante). Serlio formuló los cinco órdenes clásicos; el quinto ya había sido identificado alrededor de 1450 por el arquitecto y erudito Leon Battista Alberti (1404-1472). Estos órdenes son: el toscano, el dórico, el jónico, el corintio y el compuesto (una mezcla de elementos jónicos y corintios). Los arquitectos experimentaban con estos órdenes mezclándolos y reinventándolos para crear edificios totalmente nuevos. Los diseñadores también pudieron añadir a esta mezcla otras ideas tales como efectos ingeniosos de perspectiva ilusoria, lo que se puede ver especialmente en la obra de Donato Bramante (c.1444-1514), a quien se considera como el fundador de la arquitectura del Alto Renacimiento. Para comprender mejor la contribución que cada arquitecto hizo al movimiento, lo que fue en realidad la arquitectura del Renacimiento, es necesario considerar algunos de los principales edificios de ese período.
Iglesias
Las iglesias continuaron siendo una parte muy importante de cualquier comunidad y una de las contribuciones más sobresalientes en esta área fue la cúpula de la catedral santa Maria del Fiore en Florencia, que fue diseñada y construida por Brunelleschi. Finalizada en 1436, la cúpula de ladrillos mide en su base 45,5 metros (149 ft) de diámetro, y esto hizo que esta catedral se convirtiera en el edificio más grande y más alto de la Europa de aquel tiempo. La cúpula fue un diseño brillante que durante su fase de construcción fue edificada sin cimbra (andamiaje temporal de madera). Mejor dicho, cada hilada de los ladrillos de la cúpula fue hecha por completo antes de ponerle la siguiente por encima. La cúpula se sostiene por sí sola gracias a la «nervadura» (8 nervios exteriores y 16 nervios interiores) que se elevan desde la base hasta la parte más alta y que crean los arcos autónomos. Como consecuencia de este sistema, la cúpula tiene un perfil en punta y esta compuesta de otras partes distintas. Otra consideración para el arquitecto era que una cúpula en punta daba mucho menos empuje lateral abajo en el tambor que una cúpula hemisférica, eliminando así la necesidad de soporte adicional tales como los arbotantes que afean la vista. Hecha con ladrillos puestos en un diseño reforzado en forma de espinapez, a la cúpula se le puso una cubierta doble para darle más fuerza y ligereza. Para terminar, al parecer el Renacimiento había superado las proezas de ingeniería de la Antigüedad.
Las iglesias estaban omnipresentes en Europa y fueron entonces renovadas. El problema de dichos proyectos era cómo adecuar la simetría de la arquitectura clásica con las naves altas de las iglesias medievales. Alberti encontró una solución (crear una fachada compuesta de tres cuadrados del mismo tamaño, uno a cada lado de la entrada y otro arriba rematado con un frontón triangular). La idea fue puesta en práctica en la fachada de la iglesia santa Maria Novella en Florencia (finalizada en 1470). La utilización de columnas y frontones hacían recordar mucho a los frentes de los templos romanos. Alberti fue aún más allá con su fachada para la iglesia de san Andrés (diseñada alrededor de 1470) en Mantua. Siendo muy parecida al arco del triunfo romano, este fue el primer edificio monumental clasicista del Renacimiento. Además, el interior repite el tema del arco con sus pilares masivos y bóveda de cañón, la más grande que fuera construida desde la Antigüedad.
El Templete de san Pedro en Roma fue diseñado por Bramante y finalizado alrededor de 1510. El edificio, situado en lo que era considerado como el lugar de la crucifixión de Jesucristo, fue la primera estructura del Renacimiento en utilizar el orden dórico completo de la Antigüedad. El diseño que mezcla ideas clásicas y cristianas es un excelente ejemplo del pensamiento humanista del Renacimiento expresado en arquitectura. Las 16 columnas clásicas (que fueron recobradas de edificios antiguos), no solo son elegantes y sin ornamentación sino que también el diseño circular del templo era considerado la forma perfecta para una iglesia ya que se creía que esta era la más noble de las formas geométricas. Además, los edificios cristianos que conmemoraban a los mártires eran tradicionalmente estructuras de planificación central. La fachada elegante y el centro de cañón que se elevaba directamente a través de un anillo de columnas hacia una cúpula elevada fue imitada por todas partes después y esto todavía se puede ver hoy día en varios edificios a través del mundo, desde la Catedral de san Pablo en Londres hasta el Capitolio de los Estados Unidos.
En 1565, Andrés Palladio (1508-1580) comenzó las obras en la iglesia de san Giorgio Maggiore en Venecia, un edificio inspirado por la Basílica de Majencio en el Foro romano en Roma. Como Alberti, Palladio buscó darle una cara clásica a un edificio irregular medieval que se encontraba detrás. La fachada, que tiene columnas (sobre basas masivas) rematadas con capiteles corintios, está hecha de dos frentes de un templo entrelazados. Esta fue la solución innovadora concebida por Palladio para cubrir un edificio inclinado con una fachada simétrica de acuerdo a los lineamientos clásicos. En 1576, Palladio repitió la idea para la iglesia que ahora comúnmente se llama Il Redentore (Cristo redentor), también situada en Venecia. El interior es espacioso con solo una nave ancha y sin pasillos. Tiene muy poca decoración y es más bien blanca; Palladio prefirió darle carácter a la iglesia a través del juego de luz abundante con sus columnas corintias y los arcos. La luminosidad del interior se produce gracias a las ventanas semicirculares cubiertas de vidrio veneciano extremadamente transparente. Ambas iglesias contienen elementos que aparecen en los baños romanos tales como las áreas abovedadas divididas por columnas protectoras.
La culminación de todos los aspectos arquitecturales del Renacimiento llegó con la nueva Basílica de san Pedro en Roma. La basílica vieja, construida en el sitio que se considera ser la tumba de san Pedro, fue demolida. El récord de la catedral de Florencia como la iglesia más grande estaba a punto de ser sobrepasado. Muchos arquitectos estuvieron vinculados a este proyecto que se alargó más de un siglo, pero la primera contribución mayor fue hecha por Bramante. El encargo provino del papa Julio II (pontífice entre 1503 y 1513); la primera piedra fue puesta el 18 de abril de 1506; la última piedra fue puesta en 1606. En el interior mide 180 x 135 metros (600 x 450 ft), mientras que la magnífica cúpula tiene un diámetro de 42 metros (137 ft) y se eleva a una altura de 138 metros (452 ft) desde el nivel del suelo.
Edificios públicos y privados
Un edificio público que se suele mencionar como un ejemplo de la arquitectura del Renacimiento temprano es el Hospital de los inocentes, obra de Brunelleschi, en Florencia (el cual fue terminado en 1424). La manera en que el arquitecto utilizó las columnas altas y delgadas para el soporte de los arcos que creaban una logia con cúpulas poco profundas fue imitada en las fachadas de muchos otros tipos de edificios públicos a través del siglo XV.
En 1546, Palladio diseñó una nueva fachada para el ayuntamiento de Vicenza (que se conoce a partir de ese entonces como la Basílica palladiana). Los arcos crearon lo que llegó a ser conocido como la «ventana palladiana», que es un par de columnas dobles más bajas que soportan un arco y cada arco está acompañado de una columna más alta. La idea contribuyó a lo que llegó a llamarse en arquitectura «el movimiento palladiano».
En lo que respecta edificios públicos, una influyente reinvención de las formas clásicas puede verse en el palacio Rucellai, obra de Alberti, construido alrededor de 1450 en Florencia. Además de la fachada aplanada hecha de pilastras y la perfecta simetría, se incluía en la parte baja una decoración de pilares en forma de diamante, una referencia directa a la técnica romana de la Antigüedad para construir paredes, conocida como opus reticulatum. En el Renacimiento, este edificio fue el primero en recibir una fachada en que se utilizaron los órdenes clásicos.
Otra contribución significativa a las nuevas ideas para la construcción de los edificios nuevos fue hecha por Bramante en 1501 con su obra del palacio Caprini en Roma; este se conoce como «la casa de Rafael» puesto que Rafael vivió allí a partir de 1517. El palacio tenía un piso superior realizado con los órdenes clásicos y un primer piso rústico de arcadas o arquerías. La combinación de estos dos niveles creaban una fachada estrictamente simétrica que fue muy influyente en los dos siglos siguientes para la construcción de edificios palaciegos en Italia.
Palladio tuvo una gran influencia en la arquitectura privada. Ya que trabajaba en el norte de Italia para hacendados prósperos en Vicenza y sus alrededores, Palladio diseñó muchas villas impresionantes donde se reinventaban los templos de la Roma antigua en la construcción de casas particulares. Él añadió un pórtico con columnas para la entrada (e incluso uno para cada lado del edificio); las construcciones tenían una habitación central grande cubierta con una cúpula y toda la estructura estaba construida sobre una plataforma elevada. El mejor ejemplo es la villa Valmarana, también conocida como villa la Rotonda que fue construida alrededor de 1551, cerca de Vicenza. Más tarde los arquitectos del Renacimiento añadirían jardines en terrazas para mejorar aún más la experiencia visual de los grandes edificios particulares en lugares apartados en las afueras de la ciudad.
A medida que pasaba el siglo XVI, la arquitectura del Renacimiento evolucionó hacia las formas más decorativas e inventivas del Manierismo. Un buen ejemplo de este cambio de gusto es el patio del palacio Marino en Milán (que fue terminado en 1558), diseñado por Galeazzo Alessi (1512-1572). Es una presentación teatral de los elementos clásicos que fueron casi eliminados por la escultura decorativa. Solo hay que comparar este edificio con la simetría clásica y la austeridad del palacio Farnese del Alto Renacimiento en Roma (diseñado alrededor de 1517) por Antonio da Sangallo el Joven (c. 1483-1546).
Para terminar, los arquitectos del Renacimiento estuvieron vinculados con proyectos menos atractivos pero más útiles en la práctica tales como estructuras para la protección contra las inundaciones, fortificaciones, fuentes públicas monumentales y planificación urbana.
Obras escritas sobre arquitectura
Como ya se ha mencionado, muchos arquitectos escribieron libros sobre este asunto. El libro de Alberti De re aedificatoria (traducido como El arte de edificar) salió en 1452 en latín y luego, en 1456 en toscano vernacular. Alberti catalogó los principios básicos de arquitectura clásica y notó cómo estos podían ser aplicados a los edificios contemporáneos del Renacimiento. Hizo énfasis en la necesidad de que los edificios fueran visibles desde todos los ángulos; que el diseñador debería considerar el interior y el exterior de la construcción con igual importancia; y que el edificio debería ser impresionante en tamaño y en apariencia. El libro fue algo así como la biblia del arquitecto, aún más cuando este fue publicado en 1485 como Los diez libros de arquitectura. Justificadamente, Alberti fue conocido como el «Vitruvio florentino». El trabajo de Alberti también abrió una discusión más amplia sobre el papel de la arquitectura para la sociedad; la relación entre el diseño y la función del edificio; e hizo que la gente que no estaba vinculada a este campo hablara sobre arquitectura.
Como fue mencionado anteriormente, Los siete libros de la arquitectura de Serlio (impresos entre 1537 a 1575) no solo establecieron un canon de los cinco órdenes clásicos sino que también cubrieron los edificios existentes desde la Antigüedad, teoría arquitectural contemporánea y consejos prácticos para arquitectos basados en modelos. Una característica particular de estos libros es la inclusión de muchas ilustraciones impresas en xilografía que eran detalladas y precisas; con frecuencia estas fueron dibujadas por el mismo Serlio. Otro libro muy influyente y consultado sobre los órdenes fue escrito por Giacomo Barozzi da Vignola (1507-1573): Regole delle cinque ordini (traducido como Regla de los cinco órdenes de arquitectura).
En 1556, Palladio hizo una serie de ilustraciones para la nueva edición del libro de su héroe Vitruvio, De Architectura; luego hizo su propia contribución con su libro Los cuatro libros de la arquitectura (1570). Inmediatamente, la obra fue popular entre los arquitectos y fue traducida en varios idiomas europeos, incluidas cuatro ediciones en inglés que salieron entre 1663 y 1738. La obra considera los materiales, los órdenes clásicos, los edificios públicos y privados, además provee reconstrucciones de los templos romanos. El libro ayudó a difundir las ideas de Palladio sobre arquitectura porque aunque estas se enfocaban en arquitectura clásica, el autor solía usar sus propios diseños para ilustrar las descripciones.
La difusión de ideas renacentistas
Los arquitectos que viajaban a diferentes ciudades y la difusión de las obras escritas ayudó a que Italia no fuera el único testigo de la revolución arquitectural. Los libros solían traducirse y así, para dar un ejemplo, 50 ilustraciones de entradas muy decorativas que aparecían en los libros de Serlio se hicieron populares entre los arquitectos manieristas en el norte de Europa.
Los arquitectos también viajaron al extranjero. En 1541, por ejemplo, Serlio se fue de Italia para Francia, donde trabajó para el rey, Francisco I de Francia (que reinó entre 1515 y 1547) con su diseño y construcción del palacio de Fontainebleau. Francisco fue un mecenas entusiasta de las artes y ya había empleado a Leonardo da Vinci (1452-1519) entre 1517 y 1519, posiblemente haciendo participar al italiano en el diseño de su nuevo y masivo castillo, el Château de Chambord. Serlio diseñó el castillo d’Ancy-le-Franc (c. 1546) con su fachada de pilastras inspiradas en lo clásico. Este castillo es un ejemplo típico de cómo las ideas del Renacimiento se mezclaban con las tradiciones arquitecturales locales a través de Europa, en edificios de todo tipo, desde Amberes hasta Lisboa.
Como es sabido, el arquitecto inglés Íñigo Jones (1573-1652) coleccionaba dibujos originales de Palladio después de haber hecho una visita a Italia y así introdujo el estilo palladiano en Inglaterra. Jones diseñó estructuras grandiosas tales como la casa de la reina consorte en Greenwich y el Banqueting House (la casa de banquetes) en Whitehall, Londres, ambas en la segunda mitad del siglo XVII. Los diseños de Palladio también fueron populares en Irlanda y en las colonias americanas, donde sus pórticos de entradas con columnas se convirtieron en la característica estándar de todo, desde casas hasta bibliotecas. Aún más, las ideas del Renacimiento se difundieron a otros continentes. Los españoles viajaron con libros sobre arquitectura y entonces copiaron elementos en los edificios que construyeron en México y en Perú. Los misionarios jesuitas hicieron lo mismo en India y en otras partes de Asia. Mientras tanto, en Europa, el siglo XVII fue el heraldo de un nuevo movimiento arquitectural, que rivalizó con el estilo Renacentista clásico dominante. Este era el Barroco, un estilo mucho más lúdico y exuberante.
Bibliografía
- Anderson, Christy. Renaissance Architecture. Oxford University Press, 2013.
- Campbell, Gordon. The Oxford Illustrated History of the Renaissance. Oxford University Press, 2019.
- Hale, J.R. (ed). The Thames & Hudson Dictionary of the Italian Renaissance. Thames & Hudson, 2020.
- Murray, Peter. The Architecture of the Italian Renaissance. Schocken Books, 1966.
- Rundle, David. The Hutchinson Encyclopedia of the Renaissance. Hodder Arnold, 2000.
- Summerson, John. The Classical Language of Architecture. Thames & Hudson, 1970.
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