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La sociología económica

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Resumen: La sociología económica constituye hoy día uno de los campos más innovadores de la sociología contemporánea. Para caracterizarla, no basta invocar el apadrinamiento de la economía y de la sociología. Tanto la economía social como la socio-economía y el neoinstitucionalismo reivindican a la vez, esta doble herencia. La particularidad de la sociología económica reside principalmente en que se cimentó en los trabajos de los padres fundadores de la sociología de principios de siglo XX, al tiempo de beneficiar de los resultados recientes del análisis estructural que muestran la necesidad de comprender la economía como un hecho social. Como bien señala nuestro sub-titulo, mediante este artículo pretendemos introducir al mundo académico dominicano la sociología económica, presentando la orientación teórica, el aparato conceptual y los aspectos metodológicos de este campo de investigación en ciencias sociales.

Palabras claves: Sociología económica, Teoría de la acción económica, Dinámica económica, Incrustado y Construcción social.

Fuente: Ciencia y Sociedad, vol. XXXIV, núm. 1, enero-marzo, 2009, pp. 97-119. Instituto Tecnológico de Santo Domingo, República Dominicana.
Esta obra está bajo la licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.

 

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La sociología económica: orientación teórica, aparato conceptual y aspectos metodológicos
de un campo de investigación en ciencias sociales
Amaury Pérez

 

“En lugar de oponerlas, como se hace tradicionalmente, es hora de comprender que sociología y economía constituyen en realidad, una sola y misma disciplina, que tiene por objeto el análisis de los hechos sociales, de los que las transacciones económicas, después de todo, no son más que un aspecto(1)”. Pierre Bourdieu

 

La sociología económica es definida de manera frecuente en los medios académicos como “la perspectiva sociológica aplicada a los fenómenos económicos”(2).

Desde este procedimiento científico, los hechos económicos son considerados y tratados por los investigadores como hechos sociales.

Actualmente, el mismo constituye uno de los campos de investigación más innovadores y florecientes que posee la sociología contemporánea, en virtud de que se extiende tanto para economistas como para los sociólogos que están interesados en comprender la dimensión de la relación social que comportan los hechos producidos durante una actividad económica.

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1 BOURDIEU P., Las estructuras socials de la economia, Manantial, Buenos Aires, 2002, p. postfacio.
2 SMELSER N. y SWEDBERG R., The Handbook of Economic Sociology, Princeton, Russell Sage Foundation, 1994, p.3.

 

Esta rama de la sociología entiende como valido y necesario, el encuentro de las teorías económicas y sociológicas a fín de poder elaborar mejores explicaciones sobre los hechos económicos “que no pueden hacerlo ninguna de esas dos perspectivas puestas por separado o peor aún, en contradicción(3)”.

Esa idea de unir y complementar los conocimientos entre esas dos disciplinas proviene desde finales del siglo XIX, cuando los fundadores de la sociología clásica (Weber, Marx y Durkheim) y algunos de los más renombrados economistas (Jevons, Pareto, Schumpeter y Weblen) se interesaron en estudiar y comprender los fenómenos económicos de su época.

Es un hecho histórico que la sociología emerge dentro del contexto de la profunda crisis económica que arrasó a Europa en el curso de los años 1870 – 1880.

En aquel entonces, el movimiento obrero trataba de canalizar y amplificar por todos los medios (principalmente la prensa) y campos (político, económico, social y cultural), las manifestaciones populares contra el desempleo y el hambre. Es en esos momentos, cuando el socialismo comienza a imponerse como una de las principales fuerzas sobre la escena parlamentaria en el campo político mientras que sobre el campo intelectual, la sociología aparece (como una especie de ciencia de la sociedad) en el objetivo (tal como lo manifestaron algunos de sus más renombrados partidarios) de remediar la cuestión social.

De este período (y en forma de contra-posición) también se destaca la imposición de la corriente económica marginalista (la cual con el tiempo se convertiría en la teoría económica «mainstream» contemporánea) que destronó la tesis de Marx sobre la teoría valor-trabajo en el campo de las ciencias económicas, al tiempo que postulaba por un procedimiento y una perspectiva radicalmente distinta a la que conocía el accionar sociológico.

Desde ese entonces, es cuando empiezan a surgir los problemás y las dificultades que determinarían las diferencias entre los dos quehaceres científicos, diferencias éstas que más luego desembocarían en cruentos enfrentamientos tales

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3 STEINER P., La sociologie économique, La découverte, coll. Repères, Paris, 2001, p.5.

 

como los que se registraron durante el proceso de autonomización o de demarcación del «territorio» que se produjo en el seno del mundo académico y universitario en el campo de las ciencias sociales, hecho éste que explica por si solo, el letargo que conoció la sociología económica durante las décadas de 1920 hasta 1970’s.

De aquellas luchas y divisiones, es que proviene la delimitación que establece (por decirlo de una manera simple) a la teoría económica el estudio de los comportamientos racionales de los individuos y a la sociología los comportamientos no racionales.

El regreso de la sociología económica en el escenario de las ciencias sociales se hace justamente cuestionando esta separación ya que “los comportamientos económicos no son todos racionales y las razones sociológicas lo son frecuentemente(4)”.

Es en esa argumentación donde encontramos el interés que presenta la sociología económica contemporánea para arremeter en el campo de los hechos económicos de una manera pertinente e incluso (como lo demuestran númerosas publicaciones diversas) mucho más apropiada que lo que nos ofrece hoy día la teoría económica.

Desde esta óptica, la sociología económica contribuye ampliamente al conocimiento de la realidad social, aportando una nueva visión sobre los fenómenos económicos, situándose en plena ruptura con la concepción neoclásica, debido a que dentro de sus objetivos más concretos, tenemos el de analizar la construcción social de las relaciones económicas, lo que nos permite conducir el análisis de los comportamientos económicos de los individuos, enmarcados dentro de las relaciones sociales.

Tal como nos señala Philippe Steiner, “el primer objetivo de la sociología económica es la claridad que la ciencia social puede aportar sobre los fenómenos estudiados(5) ”.

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4 Steiner P., La sociologie économique, La découverte, Coll. Repères, Paris, 2001, p.4.
5 Ibid., p.5

 

Dicha claridad es puesta de manifiesto cuando se focalizan tres aspectos o dimensiones particulares que caracterizan al novedoso procedimiento científico de la sociología económica.

La primera de estas dimensiones, es la que tiene que ver con las herramientas propias que posee el análisis sociológico para establecer la manera sobre cómo “las relaciones sociales intervienen en el desarrollo de las regularidades económicas, eso que ahora llaman la construcción social de las relaciones económicas(6)”.

Siendo más precisos alrededor de este punto tenemos que, mediante la puesta en relieve de esta dimensión, podremos comprender cómo las relaciones sociales que desarrollan los actores económicos modifican sensiblemente el sentido de su acción, en función de las implicaciones que las mismás poseen.

La segunda de estas dimensiones, es la que comporta “el carácter analítico propio de la investigación sociológica, a partir del cual se puede determinar la formación de los procesos y las labores comerciales(7)”.

Esta dimensión nos aporta herramientas científicas para comprender la manera en la que se desarrollan las relaciones sociales (familiares, sentimentales, profesionales o de amistad) que nos permiten explicar el éxito de los actores a la hora de alcanzar sus objetivos.

La tercera dimensión, es la que “se ocupa de mostrar principalmente los aspectos cognitivos y culturales de la práctica económica(8) ”.

Esta última dimensión, nos conduce a tener en cuenta el hecho de que la economía, no se limita a ser simplemente una práctica sino que también constituye una representación cultural (en la manera en la que lo entendía Schumpeter(9)) la

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6 Idem.
7 Idem.
8 Idem.
9 Además de J. Schumpeter dentro de los socio-economistas podemos citar los nombres de autores tales como: Kart Polanyi, Albert O. Hirchman, John K. Galbraith, Francois Perroux y Michel Aglieta entre otros grandes economistas quiénes encontraron sus raíces en las obras de Kart Marx (El capital) Max Weber (Economía y Sociedad) Emilio Durkheim (De la división del trabajo social) Werner Sombart (El burgués) y Georg Simmel (Filosofía del dinero) las cuales sentaron las bases para una sociología de las relaciones comerciales.

 

cual se encuentra ampliamente difusa bajo la forma de prácticas gestionarias, que tradicionalmente han sido objeto de estudio mediante una elaboración científica siguiendo el modelo establecido por la teoría económica neoclásica cuyo pilote central, se basa en un presupuesto teórico que le asigna una completa autonomía a los fenómenos económicos con relación a los otros fenómenos sociales producto de un proceso de autonomización de las disciplinas que se dio en las ciencias sociales a principios del siglo XX.

Este proceso solo puede ser comprendido a la luz del estudio de las relaciones históricas entre la sociología y la economía.

Las relaciones históricas de la sociología con la economía Las delimitaciones de los campos en el seno de las ciencias sociales y muy particularmente aquella que se llevó a cabo entre la economía y la sociología fue el resultado histórico de un enfrentamiento que opuso (en el terreno académico e intelectual) a los dos saberes científicos a finales del siglo 19.

Siguiendo el postulado del insigne sociólogo dominicano Pedro Francisco Bonó quién proclamó que “todo fenómeno social tiene un origen histórico(10)” consideramos que si bien nuestro objeto de investigación no debe comportar un estudio exhaustivo de las relaciones entre la economía y la sociología, es necesario elucidar ciertas cuestiones históricas propias a las dos disciplinas para lograr entender el interés, la trayectoria y el posicionamiento que conoce la sociología económica en el seno de las ciencias sociales.

En ese orden, tenemos que los primeros conflictos entre los teóricos de las dos disciplinas surgieron desde que algunos economistas como John Stuart Mill o Alfred Marshall, entraron en contradicción con el pensamiento de A. Comte(11) quién consideraba y fomentaba la idea de que la sociología era la única que podía estudiar de manera científica los fenómenos económicos, en virtud de que en los estudios sociales “los diversos aspectos generales, son de toda necesidad, mutualmente solidarios y racionalmente inseparables(12)”.

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10 GONZALEZ R., Bono el intelectual de los pobres, Centro Juan Montalvo.
11 Augusto Comte, esta considerado como el padre de la sociología.
12 Citado por Berthoud en su articulo “Le príncipe d’utilite des restes et les restes” aparecido en la Revista Mauss Vol. 6, 1989, p. 99.

 

Para los economistas, la economía política era percibida como una ciencia autónoma claramente definida por una metodología propia y por un objeto determinado.

El resultado de estas luchas (en donde salió perdiendo la visión de Comte) es lo que establece en el mundo académico (y muy particularmente en el universitario) las delimitaciones o la especialización de los campos de las ciencias sociales (las cuales se crean a imagen y semejanza de las ciencias naturales, articuladas mediante una jerarquizacion institucional) quedando el orden económico posicionado como el orden predominante(13), en función de su interés por las motivaciones económicas de los hombres.

Dicho en breves palabras, la consecuencia de esas batallas fue lo que le otorgó a la economía el monopolio absoluto de los fenómenos económicos mientras que la sociología debía contentarse con las “restos”, entiéndase con las temáticas noeconómicas tales como la filiación, la religión, el crimen, la pobreza, etc.

En función de esta supremacía, las otras ciencias tuvieron que determinar sus campos de investigación, en función de su relación con la economía, provocando así que por el plano universitario la repartición de los objetos de estudios fuera institucionalizada(14) desde principios de los años 90’s del siglo XIX, al tiempo que en el plano intelectual la visión de los economistas logró también imponerse sobre aquella idea de Comte que ambicionaba con hacer de la sociología, una ciencia capaz de explicar la sociedad en su totalidad.

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13 Con principios de base y un método de análisis bien definido, el análisis económico ha dispuesto a lo largo de la historia de un crédito científico superior al de las otras ciencias sociales como lo prueba la creación en 1968 del premio Nóbel en ciencias económicas.
14 Un buen indicador de los inicios de este proceso de institucionalización entre las disciplinas, lo es la aparición en dicho periodo de las revistas científicas especializadas. En efecto, tal como nos lo señala Steiner y Gislam en la década de 1893 – 1904 se crearon en Socioloia: La revue internacionale de sociologie (1893), les annalaes de l’institut des sciences sociales (Bruxelles 1895), l’american journal of sociology (1895), la Revista Italiana di Sociología (1896), L’annee sociologique (1897), l’archiv fur Sozialwissenschaft und Sozialpolitik (1904) y la Sociological Review (1908, que continuo los trabajos de la Sociological Papers 1904). Mientras que para el mismo periodo la economia politica vio la aparicion de las revistas: Giornale degli Economist (1875), el Quaterly Journal of Economics (1896), la Revista de Economia Politica (1887), The economic journal (1891), le Journal of Political Economy (1893) y la American Economic Review (1911).

 

Debido al alejamiento de la perspectiva sociológica en el estudio de los fenómenos económicos y producto de todas estas separaciones y divisiones entre las dos disciplinas, se produjo (durante mucho tiempo) el hecho de que en los análisis económicos no se tomara en cuenta el contexto social, lo que reafirmaba la idea del mercado como un orden espontáneo completamente independientemente de su contexto, al tiempo de favorecer la creencia (en economía) de un espíritu humano regido por la “razón”, sin importar las formás culturales ni sociales existentes.

Tanto esta idea del mercado fuera de su contexto social, como la de un individuo ahistorico y racional que busca siempre enriquecerse empujado por una motivación puramente económica, constituyeron los pilares bajo los cuales se forjo la economía científica, siguiendo como modelo la tradición utilitarista de la cual son herederos los partidarios de la corriente neoclásica, dominantes en el campo de la economía. En ese sentido podemos apreciar que el procedimiento crítico de la sociología económica se concentró desde sus orígenes en cuestionar estas “dos dificultades de la economía política sobre las cuales portan númerosos debates en ese final del siglo XIX: el estatus del homo-economicus y el problema de la dinámica(15) ”.

Dicho cuestionamiento también pone en tela de juicio el corte artificial y contraproductivo que se llevo a cabo en las ciencias sociales, tal como lo muestran las principales obras de los precursores de las ciencias sociales para quiénes tal distinción entre economía y sociología no era (a simple vista) evidente. En efecto, si nos fijamos bien en los trabajos de los precursores, y muy particularmente en la encuesta sobre la naturaleza y las causas de las riquezas de las naciones de Adam Smith (quién es la figura emblemática para los economistas), podemos constatar que justo al lado de su descripción sobre la teoría de la “mano invisible” (en donde se explica que la búsqueda egoísta en el individuo de su propio interés asegura el equilibrio y el interés general de la sociedad), el autor británico también hace referencia a las relaciones presentes entre los actores, integrando así dentro de su análisis económico los lazos sociales.

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15 GISLAIN J. y STEINER P., La sociologie économique 1890 – 1920, PUF, Paris, 1995, p.21.

 

De igual forma, podemos abordar los trabajos de un Marx quién ubica a las relaciones sociales en el meollo de su análisis económico.

En ese sentido, se puede observar como en El Capital, Marx desarrolla su teoría del capital por medio de un análisis de las relaciones sociales tanto en la esfera del intercambio como en la esfera de la producción, sin hablar de la teoría de la plus-valía que constituye un análisis ejemplar de sociología económica.

La existencia de estos trabajos enmarcados bajo la perspectiva de las investigaciones interdisciplinarias, demuestra la pertinencia y los alcances que en alguna medida se pueden obtener mediante la aplicación de la complementariedad productiva entre los dos procedimientos científicos, en términos de comprensión y entendimiento sobre los fenómenos estudiados.

Todas estas ilustraciones que podemos encontrar en las obras precursoras de las ciencias sociales, principalmente en las de Smith y Marx (quiénes sirvieron como fuente de inspiración o referencia para cientos de miles de investigaciones en todo el mundo), permiten cuestionar en la médula la separación o la división entre sociología y economía, la cual se nos presenta hoy día como una especie de orden natural que nos viene desde el origen mismo de las ciencias sociales y no como el producto de las diversas contingencias históricas que influenciaron su desarrollo.

Esta situación que se produjo entre la economía y la sociología, ocasionó énormes dificultades para el desarrollo de la interdisciplinaridad entre los distintos conocimientos científicos debido a las fuertes resistencias y las divisiones epistemológicas que opusieron a las dos disciplinas en el curso de la historia de las ciencias sociales.

Entre los pocos autores (de renombre) que no incurrieron en el acto de oponer la economía a la sociología (sin tampoco llegar al extremo de confundirlas) podemos citar la figura de Joseph Alois Schumpeter, quién a la vez de sociólogo era un reconocido economista.

Para Schumpeter,

“El análisis económico se ocupa de cuestiones relacionadas con el comportamiento de los individuos en todo instante y a la naturaleza de los efectos económicos generados por este comportamiento; la sociología económica se ocupa por conocer la forma en la se que llegó a modificar esta conducta. Si definimos la conducta humana muy ampliamente, incluyendo no sólo las acciones, motivaciones e inclinaciones, pero también las instituciones sociales que influyen sobre el comportamiento económico, como el Gobierno, la herencia, el contrato, y así  sucesivamente, esta fórmula nos dice todo lo necesario(16)” .

Esta explicación ofrecida por Schumpeter muestra la voluntad de un cientista social por alcanzar un mejor entendimiento sobre los fenómenos económicos. Sin embargo, durante el periodo de 1920 hasta mediado de los 70’s muy pocos cientistas sociales se interesaron en desarrollar esta perspectiva de análisis, prefiriendo más bien aplicar dentro de las ciencias sociales, los modelos que Viviana Zelizer cataloga de “esferas separadas” o “mundos hostiles” (17), los cuales levantaron una sólida frontera epistemológica en donde todo contacto entre ambos procedimientos científicos constituía una especie de polución científica.

Esta concepción o enfoque que se tenía durante este periodo sobre la manera de abordar científicamente los fenómenos sociales, va cambiando paulatinamente en el seno de las principales instituciones académicas de todo el mundo, producto del resurgimiento de la sociología económica.

 

El resurgimiento de la sociología económica

Tal como lo hemos señalado anteriormente, los “padres fundadores” de la sociología se nutrieron de un profundo interés por las cuestiones económicas. Este interés en parte se inscribía naturalmente en una concepción integrada de la ciencia social que se desarrolló particularmente en la tradición alemana (en Weber, Simmel y Schumpeter principalmente). Se pueden también encontrar ciertos puntos en común, con los trabajos que se estaban produciendo en Francia, donde un Durkheim contestaba fuertemente el monopolio intelectual que tenían los economistas sobre las cuestiones económicas, afirmando al contrario que su incorporación debía llevarse a cabo en el campo de investigación de la sociología.

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16 SCHUMPETER J., Capitalisme, socialisme, et démocratie, Payot, Paris, 1990, p. 42
17 Estos términos de V. Zelizer aparecen empleados en su articulo sobre Intimidad y Economía publicado en la Revista francesa Terrain en Septiembre del 2005.

 

Esta visión integrada, encontró númerosos detractores dentro de los mismos sociólogos, entre los que se puede destacar la figura de Wilfredo Pareto quién consideraba que la economía se ocupaba de las acciones “lógicas” mientras que la sociología debía ocuparse de los comportamientos humanos “no lógicos(18)”, lo que establece una frontera epistemológica mucho más radical entre los dos campos. En ese mismo orden, debemos comprender la división que se produjo en Estados Unidos entre la economía y la sociología, la cual terminaría por institucionalizarse de la manera la más absoluta posible, producto del rol jugado por un buen número de académicos entre los que se destaca el sociólogo norteamericano Talcott Parsons, figura central de la sociología americana del siglo XX.

En efecto, la preocupación de la legitimidad en su empresa intelectual, llevó a este eminente sociólogo, creador del departamento de las “relaciones sociales” en la Universidad de Harvard, a delinear una división implícita del trabajo entre la economía y la sociología, lo que tuvo una fuerte repercusión e impacto en la relación de esas dos disciplinas hasta mediado de los años 70.

Como bien podemos observar en su libro sobre “La estructura de la acción social”, Parsons proponía apoyar la supremacía de la economía sobre el campo del “valor” mientras que la supremacía de la sociología residía sobre aquel de los “valores”.

En ese orden, Parsons mantenía la integridad de la sociología, convirtiéndola a la vez en una enemiga de las perspectivas, más eclécticas en economía (como es el caso de los institucionalistas desde donde él provenía) al tiempo de defender las interpretaciones más restrictivas de la economía como las que fomenta la teoría neoclásica.

En ese contexto, el renacimiento de la sociología económica se produce a finales de los años 70 cuando las teorías de Parsons comienzan a entrar en plena decadencia dentro del mundo académico.

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18 Es importante señalar la diferencia que Pareto hace entre los comportamientos humanos “no lógicos” y entre los “ilógicos” que constituían dos cosas diferentes aunque pudieran tener puntos de encuentros.

 

Es en ese entonces cuando aparecen los trabajos pioneros de Harrison White y Mark Granovetter sobre las “redes” y aquellos de Viviana Zelizer sobre la dimensión económica de las relaciones sociales, los cuales deben ser comprendidos en el marco de esta historia particular como una reevaluación profunda del trabajo de Parsons y un desplazamiento de las fronteras entre la economía y la sociología. A la base de estos trabajos reside la idea de que la mayoría de las cuestiones habitualmente identificadas como “económicas” (por ejemplo, la organización de los mercados, el funcionamiento de las empresas, el uso del dinero) pueden ser analizadas de manera ventajosa gracias a las herramientas conceptuales y a los métodos sociológicos.

En ese sentido, hablamos fundamentalmente del argumento central de esta corriente que se apoya sobre los trabajos del historiador economista Karl Polanyi, los cuales fueron retomados por Granovetter quién los elevo a una especie de paradigma para este campo de investigación, en donde el postulado principal explica que la acción económica se encuentra imbricada o (“embedded”) en lo social.

Este postulado se orienta principalmente hacia tres áreas temáticas fundamentales que desarrolla la sociología económica, sobre:
a) la teoría de la acción.
b) la representación dinámica de la economía y el sesgo histórico.
c) la construcción social de la economía.

Estos tres elementos constituyen los pilares o (por decirlo de otra manera) del aparato conceptual sobre los que se apoyan los trabajos en sociología económica.

A) La teoría de la acción de la sociología económica
En los economistas, la idea de la racionalidad individual esta comprendida dentro de lo que ellos denominan “teoría de la elección”. Esta teoría considera (por decirlo de una manera simple) que la gente esta interesada y actúa para satisfacer su preferencia. Al mismo tiempo, se establece sobre la base de que los individuos efectúan sus escogencias gracias a un proceso de maximización (de utilidad en el caso de los consumidores y de beneficios, en el caso de los productores).

Para los sociólogos economistas, en cambio, las preferencias (entiéndanse los intereses) y las acciones de los individuos no son necesariamente alineadas. En efecto, por un lado tenemos que muchos de los comportamientos no son ni interesados ni oportunistas, mientras que por el otro lado los individuos raramente reflexionan a profundidad antes de actuar (es decir que en su accionar no evalúan los costos ni las ventajas de sus acciones). Al contrario, los sociólogos tienen la percepción de que la mayoría de las acciones humanas son el producto de normás culturales, las cuales se insertan dentro de las lógicas institucionales, siguiendo hábitos o contracciones, productos de las relaciones sociales.

Esta argumentación tiende a producir una perspectiva que podríamos calificar de “relativista” sobre la racionalidad económica. Dicha perspectiva no se restringe a decir que la racionalidad del individuo este limitada por la falta de información o la incertidumbre del ambiente ni tampoco que los individuos pueden incorporar motivaciones adicionales, como el altruismo, en su función de utilidad, como lo han demostrado un buen número de criticas formuladas a la teoría económica. El procedimiento de los sociólogos es en ese orden mucho más radical y amplio, como lo muestran un buen número de sus trabajos, ya que no existe un modelo standard para evaluar la racionalidad de una acción económica.

En ese sentido, la sociología económica afirma que los medios que tienen los hombres para perseguir su interés o el interés colectivo, son construidos socialmente y por consecuencia, varían de una sociedad a la otra, de un conjunto cultural al otro o de un grupo o clase social a otra.

Vista de esa manera, la racionalidad económica no es absoluta sino socialmente y culturalmente construida.

Apuntando en esa misma dirección, se levanta la critica del reconocido sociólogo francés Pierre Bourdieu quién nos dice que:

“La abstracción ilusoria de los postulados clásicos, por otra parte, es criticada hoy por algunos economistas; pero hay que ir más lejos: la oferta, la demanda, el mercado e incluso el comprador y el vendedor son el producto de una construcción social, de modo que no es posible describir adecuadamente los llamados procesos “económicos” sin recurrir a la sociología(19)”.

B) La representación dinámica de la economía y el sesgo histórico

Para el reconocido sociólogo-economista francés Philippe Steiner20 : “el procedimiento critico de la sociología económica se focaliza particularmente, sobre dos puntos frágiles de la teoría económica: el homo economicus y el carácter estático de la teoría la pura(21)”.

Este último aspecto es el que toca la representación dinámica de la economía.

En efecto, la sociología económica reposa sobre una representación fundamentalmente dinámica de la economía, donde la existencia de instituciones económicas específicas no aparece como algo dado sino que más bien son el resultado de un fenómeno problematizado desde una perspectiva histórica. Esto no quiere decir que todos los sociólogos economistas sean al mismo tiempo historiadores, pero es importante destacar la atención que se pone a los acontecimientos históricos, al momento de estudiarse los orígenes de las diversas instituciones económicas con las que se este trabajando como objeto de estudio. Esta mirada hacia el pasado no debería sorprendernos mucho porque parte del mismo postulado que establece que las acciones económicas son el fruto de una construcción social.

De allí que Benamouzig y Cusin en la introducción de su libro Economía y Sociología, nos señalen que: “Sociología general de la economía y sociología histórica están íntimamente ligadas(22)”.

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19 BOURDIEU P., Las estructuras sociales de la economía, Manantial, Buenos Aires, 2002, p. postfacio.
20 Especialista en los trabajos de los autores clásicos de la sociología económica.
21 GISLAIN J. y STEINER P., La sociologie économique 1890 – 1920, PUF, Paris, 1995, p.23.
22 BENAMOUZIG D. et CUSIN F., Économie et sociologie, PUF, Paris, 2004. p.12.

 

La mejor ilustración que podríamos aportarles al respecto es la que encontramos en los trabajos de los socio-economistas Mcguire, Granovetter y Schwarz(23) sobre el sector de la industria eléctrica en los Estados Unidos cuyos resultados esclarecieron de manera significativa la interrogante sobre el porqué este sector se desarrolló alrededor de centrales eléctricas antes que producirse por generadores locales cuya tecnología era más eficaz desde un punto de vista económico.

La respuesta que encontramos a esa pregunta (a partir de los trabajos de esos autores) destacan el impasse en el que se encuentra la teoría económica que no toma en cuenta el sistema de relaciones sociales que se ponen en práctica en la realidad ni tampoco las mediaciones históricas y sociales concretas por los cuales los resultados económicos son obtenidos.

En este caso específico el examen histórico pone en evidencia la importancia de las relaciones personales y aquellas de las redes de relaciones existentes alrededor de la figura central de Thomas Alva Edison quién no era simplemente un inventor aislado sino que constituía el motor de arranque de todo un equipo de investigadores que trabajaban arduamente en sus laboratorios  establecidos a través de una considerable fortuna personal (obtenida gracias a sus innovaciones en las telecomunicaciones – teléfono y telégrafo) y de sus importantes relaciones con los medios financieros, principalmente alemanes por intermediación de su secretario personal Samuel Insull quién desplegó un importante trabajo de “lobbing” a nivel del congreso y otras instancias del  ambito financiero que favorecieron la imposición de este modelo en el sector eléctrico sin que se tomara en cuenta de manera preponderante la cuestión de la eficiencia económica.

C) La construcción social de la economía

A la diferencia de los dos primeros puntos que hacen referencia en algún modo a una postura intelectual general (relativismo y anti-individualismo; historicismo) este último tema, busca más bien identificar la contribución especifica

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23 Los textos a los que hacemos referencia son: MCGUIRE P., GRANOVETTER, M. Y SCHWARZ M., Thomas Edison and the social construction of the early Electricity Industry in America in R. Swedberg (ed.) Russel Sage, 1993. y el artículo de MCGUIRE P., GRANOVETTER M., The making of an industry: electricity in the United States” Sociological Review, 1998.

 

de la sociología económica al análisis de las relaciones y actividades económicas. Puede ser que el aporte más decisivo de esta corriente de investigación fuera haber realizado un esfuerzo sistemático para precisar las diferentes maneras en la cual se puede pensar la imbricación de lo social y de lo económico. En ese orden, los sociólogos han podido deslindar tres principales formas, que definen en parte, agendas de investigación bien diferentes y que entran a la vez en conflicto las una con las otras, estas son: las redes (o lazos interpersonales); las instituciones formales y los sistemas de sentido.

La aplicación de todos estos procedimientos puede encontrarse en los aspectos metodológicos que distinguen a la teoría económica Vs. la sociología económica.

 

La teoría económica Vs. la sociología económica

En razón de que la sociología dispone de toda una serie de herramientas científicas tanto teóricas como metodológicas que se han revelado sumamente eficaces para el entendimiento y análisis de fenómenos no-económicos, estimamos que podría ser muy fructífero e incluso altamente provechoso la implementación de la sociología económica para mejor comprender las prácticas económicas bajo la cual se rigen los actores sociales y las instituciones económicas en la República Dominicana.

En ese sentido, entendemos como necesario y fundamental poder demostrar de manera clara y rotunda porqué la sociología económica nos parece el campo de investigación más idóneo para poder contribuir de forma original e interesante en el análisis científico de los fenómenos económicos que se desarrollan en nuestra sociedad.

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24 Dentro del campo de las ciencias sociales, la economía como la mayoría de las otras disciplinas esta dividida en varias corrientes de pensamiento, las cuales en el caso de esta ciencia se distinguen fundamentalmente por la visión de conjunto que se tiene sobre el sistema económico y por la prescripción misma que realizan en materia de políticas económicas.

 

Estas corrientes se distinguen por asuntos de metodología u orientaciones teóricas, que han provocado en su seno númerosas subdivisiones lo que ha permitido la evolución misma de cada tendencia, aportando análisis y debates que han contribuido considerablemente al desarrollo de la ciencia y mismo de la humanidad en algunos casos.

De manera general, la historia de la disciplina esta marcada por cinco grandes corrientes de pensamiento: los clásicos, marxistas, marginalistas o neoclásicos, keynesianos y los socioeconomistas o heterodoxos.

Es en esta última corriente de pensamiento donde se encuentran los trabajos de autores tanto de la sociología económica como de otros sectores de la economía que tienen como puntos de encuentros la promoción de una visión diferente de la economía que se caracteriza en particular por estar más centrada en lo social, la historia o las instituciones pero sobretodo muy sensible a los fenómenos de poder.

Tal como lo presenta el siguiente cuadro comparativo sobre los postulados de la teoría neoclásica y de la sociología económica, podemos identificar siete aspectos esenciales sobre los cuales e distinguen estas dos corrientes teóricas(24): a) el concepto del actor, b) la esfera de la acción, c) los tipos de acciones económicas d) el resultado de la acción económica e) el estatus del  nalista, f) el concepto del tiempo y g) el método científico de base.

 

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25 Granovetter M. y Swedberg R., The sociology of economic Life, Westview Press, 1992, p. 7.

 

Es importante hacer notar que la sociología económica no pretende desconocer los aportes de los teóricos económicos presentados por los teóricos neoclásicos, simplemente considera los principios explicativos de la ortodoxia económica como demasiados parciales para asegurar una interpretación satisfactoria de los hechos socio-económicos.

A fin de ser más explícitos con relación a este cuadro y en lo concerniente a nuestro objeto de estudio, consideremos los siguientes puntos.

A) Con relación al concepto del actor y a la espera de la acción
Por un lado, la teoría neoclásica considera al actor como un ente completamente autónomo e independiente del resto de la sociedad mientras que la sociología económica lo percibe como parte integrante del sistema social dentro del cual se inscriben las relaciones entre la economía y los otros sub-sistemás (político, social, afectivo y cultural entre otros) de la sociedad.

Por el otro, la teoría neoclásica comprende a los actores de manera independiente los unos de los otros, al tiempo que estos solamente piensan en maximizar su utilidad. Esa visión es refutada frontalmente por la sociología económica quién lo percibe en relación con diferentes individuos de diversas formas al tiempo de estar “insertado”, ‘embedded(26)’ en el conjunto de la sociedad.

B) En los tipos y los resultados de las acciones económicas
Como hemos presentado la sociología económica posee toda una gama de comportamientos diferentes en el accionar del individuo contrariamente a la teoría neoclásica que lo visualiza simplemente como un actor racional. Asimismo, esta rama de la sociología se distingue de otras corrientes en sociología que niegan la existencia de una racionalidad económica en el individuo, dándole crédito a esta visión de los neoclásicos, sin dejar de percibir esta racionalidad una entre muchas otras.

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26 POLANYI K., (1983) La grande transformation : Aux origines politiques et économiques de notre temps, Paris, Gallimard.

 

En materia del resultado que produce el accionar de los actores, las diferenciaciones recaen primariamente por el sentido que le otorgan tanto la sociología económica como la teoría neoclásica a dicha acción.

En efecto, tenemos que para los neoclásicos el sentido de las acciones de los actores económicos converge automáticamente en dirección al equilibrio mientras que como lo vemos en el cuadro, la sociología económica entiende que esos resultados se traducen irremediablemente en conflictos o luchas de intereses que de alguna manera se resuelven entre los actores, aunque se mantengan latentes producto de la vida en sociedad.

Es de allí que un economista como Kenneth Galbraith subrayase la manera en la que los sociólogos en sus descripciones sobre el funcionamiento de la economía, suelen abordar y tomar en cuenta, la noción de poder.

C) En las cuestiones propias a los procedimientos científicos y al lugar del científico

El concepto del tiempo

Los trabajos de sociología económica se interesan de manera particular en los acontecimientos que dieron origen a los fenómenos económicos, distanciándose del pensamiento de los autores neoclásicos, quiénes suelen presentarnos una imagen espontánea y natural de los fenómenos económicos que se registran en la sociedad. Es así como recobra toda su importancia para la sociología económica la manera en la que el pasado tanto como el futuro, juegan un papel importante en la toma de decisión del actor económico.

Por otro lado, es evidente que tanto a nivel de la sociología económica como desde la teoría neoclásica existen diferencias sustanciales que distinguen una de la otra con relación al estatus de la ciencia y el posicionamiento del científico.

Estatus de la ciencia y el posicionamiento del científico

Dentro de las diferencias esenciales que nos surgen de la comparación entre los dos procedimientos científicos, las interrogantes sobre la pertinencia en los métodos de análisis y comprensión se encuentran precisadas en este punto básico.

En efecto, es analizando estas diferenciaciones como mejor se pueden apreciar las cuestiones relativas a la orientación teórica y los aspectos metodológicos que guían y dirigen cualquier investigación.

En lo que respecta a los trabajos realizados en el campo de la sociología económica están caracterizados por confrontar en la práctica a los actores sociales en cuestión, a fin de producir y elaborar más adecuadamente una teoría sobre el objeto de estudio.

Esta metodología se enriquece en su esencia por las herramientas que aporta la etnografía económica como método de análisis de las interacciones humanas, la cual se interesa particularmente en la dimensión económica que comportan dichas relaciones, así como en sus significaciones sociales y en su inscripción dentro de las instituciones.

Esta metodología, contrasta mucho con aquella de la teoría neoclásica, la cual nos hubiera ubicado en una posición externa con relación a nuestro objeto de estudio.

Esta diferencia de posicionamiento con relación al objeto de estudio, conlleva a su vez, tal y como lo demuestran un sin número de publicaciones científicas de los autores neoclásicos, a una cierta tendencia a reducir la diversidad empírica en favor del uso de conceptos abstractos, debido a la importancia que otorgan los economistas a la predicción como instrumento científico.

Por su parte, los sociólogos se interesan más en los hechos y en la definición misma de la situación que asumen los propios actores.

El desarrollo de esta perspectiva conduce a una actitud vigilante de la realidad para que, cuando los conceptos teóricos se alejen de la misma, se pueda reducir la distancia, a fin de proporcionarle al lector una teoría (lo más fiel posible) de lo que se registra en la práctica.

 

CONCLUSIÓN

A partir de esta breve explicación sobre la sociología económica y su diferenciación con la teoría económica, esperamos haber demostrado en este artículo la ubicación de esta rama de la sociología dentro de las ciencias sociales, así como la pertinencia que esta posee para abordar la problemática de los sujetos socio-económicos más trascendentes de nuestra sociedad, entre los que podríamos mencionar: la organización de los mercados (sean estos financiero, trabajo, industrial o de consumo); la incidencia en la economía de algunos factores sociales como las cuestiones de clase, étnicas, ideológicas o de género; de igual modo se puede visualizar mejor la influencia y las relaciones que se desarrollan entre instituciones económicas y no-económicas como el estado, los sindicatos, las asociaciones de empresarios, entre otras; las políticas públicas (sociales, comerciales, industriales, agrarias, etc.) así como los efectos sociales de la inflación, el desempleo, la exclusión social, la seguridad social, las innovaciones tecnológicas; etcétera.

 

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